Capítulo : Ya Título: Ya

Había llegado el momento. Después de dos largos meses de preparativos, todo parecía estar listo. La inquietud reinaba en cada uno de nosotros. Elisabeth, tan racional y segura de sí misma, no cesaba de desplazarse de un lado a otro del almacén comprobando, una y otra vez, las páginas de la inmensa lista de cosas que tenían que estar ubicadas en ambos vehículos.
El antiguo Land Rover de mi padre, sería el encargado de transportar toda la intendencia. habíamos hecho acopio de una buena suerte de conservas y salazones, para acudir a ellas en caso de encontrarnos en dificultades.Cuatro bidones de agua y otros cuatro de gasóleo, también en previsión.
La flamente Camper, equipada para dormir los tres, había sido preparada para todo tipo de terreno. Sus ruedad 4x4 y la reductora la hacían versatil para introducirse en carreteras secundarios o por caminos sin asfalto.
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Capítulo : FronteraTítulo: Ya

Era de madrugada y teníamos mucho camino que recorrer, en nuestras cabezas aparecía la lista una y otra vez,¿ se nos olvidará algo?
En la frontera la multitud se agolpaba, cerca de nuestros vehículos, íbamos bien equipado y para estos árabes era un espectáculo, la carta verde, cambio de moneda, papeles, pasaportes, todos nos querían ayudar, ..."un dirjan, un dirjan" nos pedían por hacernos los papeles.
Por fin salimos de aquella marea humana, en la carretera camino de Tetuán se veían hombres sentados en los arcenes como si nada tuvieran que hacer, hacia calor, soplaba viento , y verlos con esas túnicas lo hacia aún más agobiante. Puestos de todo, todo se vendía, zapatos viejos, nuevos, ropa, verduras, carne, todo mezclado sin ningún orden. Niños por todos lados.
Raúl miraba el mapa, aunque se sabia se sobras el camino, revisaba tu GPS, no podíamos perder tiempo en equivocaciones teníamos mucho camino por delante. La primera parada Ketama, bosques de cedros milenarios, hay que verlos.
- celia
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Capítulo : KetamaTítulo: Ya

Hacia las 3 de la tarde, llegamos a los bosques de cedros, pensamos que sería un buen sitio para descansar y comer algo, Cristian paró delante de nosotros, el paisaje era una auténtica maravilla, los cedros eran enormes, de un porte y una magnitud sorprendente, nos quedamos extasiados mirándolos, decidimos comer antes pasear entretanta maravilla, cuándo estábamos a punto de sacar los utensilios, sentimos un ruido ensordecedor, motos y coches se acercaban a nosotros, unos 10 coches y otras tantas motos nos rodearon, salieron unos chicos de unos 18, 20 años, hablaban perfectamente nuestro idioma, nos querían vender "maria", sacaron de los coches paquetes y paquetes de "maria" nos la vendían por unos cuántos dirjan, pero ....ninguno fumábamos, es más, no sabíamos ni fumar, nunca lo habíamos probado, así lo transmitimos, y mientras tratábamos de convencerles , el tono de ellos subía y subía, tratábamos de explicarles que veníamos a ver los bosques de cedros, pero no lo entendían, pensamos que no sabían ni lo que era un cedro, ante esa incómoda situación recogimos las cosas como buenamente pudimos y salimos corriendo, pero ante nuestra sorpresa, nos estaban siguiendo, y cada vez eran más, se pusieron delante de nuestros coches, no nos dejaban acelerar, no respetaban la doble dirección, se ponían al lado de las ventanas de los coches y nos querían meter la droga por la ventana , de echo nos la dejaron caer dentro del coche, una bola del tamaño de una bola del golf
Llegamos a Ketama, y no sabíamos que hacer, así que nos fuimos derechos al primer Hotel que encontramos, paramos los coches y corrimos hacia la recepción, pedimos al recepcionista que llamara a la policía, pero no hizo falta, acababa de llegar, nos dirigimos hacia ellos y tratamos de explicarles lo que nos ocurría, pero ante nuestra sorpresa estaban en la misma línea de los demás, la mismísima policia queria llevarnos de invitados a sus casas para vendernos droga, no concebían que alguien fuera a Ketama para ver bosques de cedros. No tenían ni idea el potencial turístico que tenían alli, mucho mejor que toda la droga del mundo. Ante esta tesitura nos miramos y lentamente llegamos a los coches, nos montamos y si pensarlo dos veces salimos disparados por esas tortuosas carreteras, hasta llegar ya caída la noche a Alhucemas.
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